25 inquietudes de las personas con altas capacidades intelectuales y estrategias de afrontamiento

Las personas con altas capacidades (superdotación o talento) presentan un perfil cognitivo y emocional singular que puede generar desafíos en distintos ámbitos de su vida. A continuación describimos 25 preocupaciones frecuentes en este colectivo, junto con herramientas y recomendaciones prácticas para abordarlas. La exposición es técnica pero orientada al propio adulto con altas capacidades, ofreciendo consejos concretos basados en la experiencia de expertos en psicología y educación.

1. Soledad e incomprensión social

Las personas superdotadas suelen sentirse solas o fuera de lugar, pues sus intereses e intensidad emocional las diferencian de sus pares. Muchas veces experimentan falta de resonancia en su entorno: sus ideas y preguntas avanzadas no encuentran respuesta en compañeros o familiares, lo que provoca aislamiento y frustración. Este sentimiento de soledad es común y aumenta la sensación de no encajar.

Recomendaciones:

  • Buscar entornos con personas afines: integrarse en asociaciones o grupos para alta capacidad ayuda a encontrar “pares intelectuales” con intereses similares.

  • Compartir inquietudes con amigos o familias informadas: explicar las propias necesidades cognitivas (p.ej. retos educativos) puede mejorar la comprensión mutua.

  • Practicar actividades sociales en las que se valore la creatividad y el análisis (clubes de lectura, grupos de debate), que permiten socializar con personas de intereses afines.

2. Perfeccionismo excesivo y miedo al fracaso

Los adultos con altas capacidades suelen tener estándares muy altos y vivir con extrema autoexigencia. Temen no cumplir sus propias expectativas o las que perciben de los demás, lo que puede llevarles a postergar tareas o evitarlas por temor a equivocarse. Este perfeccionismo patológico genera ansiedad (autopercepción de insuficiencia) y puede bloquear la acción.

Recomendaciones:

  • Adoptar una mentalidad de crecimiento: ver los errores como oportunidades de aprendizaje en lugar de fracasos absolutos. Celebrar pequeños avances ayuda a reducir el miedo.

  • Establecer objetivos realistas y fraccionarlos en tareas menores para evitar la parálisis. Reconocer que “lo suficientemente bien” es aceptable puede disminuir la ansiedad.

  • Practicar la autocompasión: cuando aparezca el pensamiento “no soy capaz”, sustituirlo por “puedo aprender de esto” para contrarrestar la autocrítica exagerada.

3. Ansiedad y estrés crónico

Las personas con alta capacidad presentan alta hiperreactividad emocional y sensibilidad perceptiva, lo que las hace vulnerables al estrés crónico. Perciben contradicciones e injusticias sociales de forma aguda y se preocupan por temas trascendentales (injusticias, futuro, etc.) mucho antes que la mayoría. Además, su entorno a menudo no legitima ese estrés (sentimientos “invisibles”), intensificando la carga emocional. Todo ello favorece cuadros de ansiedad generalizada si no se gestiona adecuadamente.

Recomendaciones:

  • Buscar apoyo profesional: la psicoterapia especializada en altas capacidades enseña a regular la ansiedad y a validar las preocupaciones propias.

  • Técnicas de relajación: ejercicios de respiración profunda (respiración diafragmática) y relajación muscular progresiva ayudan a mitigar la tensión física. Practicarlas antes de situaciones estresantes o al acostarse favorece la calma.

  • Mindfulness: dedicar tiempo a la atención plena (yoga o meditación) reduce la rumiación y mejora la concentración en el presente.

4. Empatía excesiva y sobrecarga emocional

Las personas superdotadas suelen ser muy empáticas. Pueden “contagiarse” fácilmente de los estados emocionales ajenos, absorbiendo el dolor o la ansiedad de quienes las rodean. Además, la hipersensibilidad hace que estímulos sociales mínimos (una mirada, un comentario) desencadenen emociones intensas. Esto provoca sensación de sobrecarga: se “llenan como esponjas” hasta estallar emocionalmente.

Recomendaciones:

  • Establecer límites saludables: aprender a decir “no” cuando la demanda emocional de los demás sobrepasa la capacidad personal. No es necesario justificar exhaustivamente; expresar de forma amable y clara (p.ej. “Ahora mismo no puedo ayudar”) previene el agotamiento.

  • Salidas expresivas: llevar un diario personal o practicar arte/creatividad permite canalizar las emociones intensas. Escribir los propios sentimientos y sus desencadenantes ayuda a identificar patrones y reducir la carga emocional acumulada.

  • Ocio reparador: dedicar tiempo a actividades placenteras (ejercicio físico, hobbies con amigos afines, películas cómicas) permite “resetearse” emocionalmente. Estas pausas evitan saturarse por la alta empatía.

5. Depresión existencial o crisis de sentido

Es frecuente que las personas de alta capacidad reflexionen sobre cuestiones profundas (sentido de la vida, injusticias, fin de la humanidad) y se angustien al comparar ideales con la realidad. Este tipo de depresión existencial se debe a que perciben discrepancias entre cómo “deberían” ser las cosas y cómo son. La toma de conciencia temprana de problemas globales (crisis ecológica, pobreza, etc.) genera congoja y vulnerabilidad.

Recomendaciones:

  • Canalizar valores en acción: participar en proyectos sociales, voluntariado o causas comunitarias otorga un sentido de contribución frente a la injusticia percibida. Enfocar las preocupaciones en acciones concretas reduce el desamparo existencial.

  • Conectar con la comunidad intelectual: compartir estas inquietudes con personas que las comprenden (grupos de filosofía, clubes de debate) proporciona apoyo emocional y perspectivas esperanzadoras.

  • Cuidado psicológico: si la angustia es intensa, un profesional puede ayudar a reencuadrar las creencias disfuncionales y manejar la melancolía existencial.

6. Sensibilidad ante injusticias sociales

Tienen un agudo sentido de la justicia y perciben con dureza las desigualdades. Notan tanto las injusticias cercanas (familia, trabajo) como las globales (desigualdades sociales, medio ambiente), lo que les produce ira, frustración y sensación de impotencia. Esta sensibilidad puede fatigarles al sentir que “deberían” cambiar el mundo pero no siempre saben cómo.

Recomendaciones:

  • Voluntariado enfocado: implicarse en organizaciones o grupos de activismo concretos (medio ambiente, derechos humanos) transforma la indignación en un propósito práctico.

  • Proyectos creativos: canalizar la preocupación en arte, escritura o debates públicos permite expresar descontento de forma constructiva (por ejemplo, un blog de divulgación social).

  • Apoyo emocional: compartir estos sentimientos con otros de altas capacidades ayuda a normalizarlos y encontrar soluciones colectivas, evitando la sensación de carga solitaria.

7. Aburrimiento en entornos poco estimulantes

La falta de retos cognitivos adecuados en la escuela o el trabajo produce aburrimiento crónico. En un aula o puesto de trabajo “promedio”, las tareas rutinarias suelen ser percibidas como triviales por la persona superdotada, lo que dispara desmotivación y “apatía” aparente. A menudo, el aburrimiento es signo de necesidades de aprendizaje no cubiertas. Sin embargo, no todo problema educativo es solo aburrimiento: puede combinarse con miedo a fallar o intereses intensos disperso.

Recomendaciones:

  • Enriquecimiento curricular: buscar ampliaciones académicas (programas de aceleración, cursos avanzados o libros especializados) que ofrezcan complejidad superior. Repetir “lo mismo” no es la solución; lo es añadir proyectos independientes o investigación guiada.

  • Mentoría académica: trabajar con profesores o tutores que propongan retos individuales (debates avanzados, resolución de problemas reales) mantendrá el interés.

  • Multipotencialidad: aprovechar el abanico amplio de intereses desarrollando proyectos paralelos (un hobby científico, artístico o técnico) brinda motivación externa al entorno escolar.

8. Desfase del desarrollo (madurez desigual)

Es frecuente que la madurez intelectual de estas personas vaya mucho más avanzada que su desarrollo emocional o físico. Estas “disincronías” provocan frustración: se espera a menudo mayor autonomía y responsabilidad de lo que su edad emocional permite, o la emoción intensa de ideas abstractas sin la experiencia para gestionarlas. Este desfase puede generar conflictos internos (sentirse “niño por fuera, adulto por dentro”).

Recomendaciones:

  • Asesoramiento pedagógico: en caso de niños y adolescentes, adaptar la educación a su nivel cognitivo (aceleración, tutorías especiales) les ahorra frustraciones.

  • Apoyo psicológico: trabajar con un psicólogo en inteligencia emocional equilibra la madurez afectiva. Programas de habilidades sociales y emocionales ayudan a cerrar la brecha con su desarrollo intelectual.

  • Autoconocimiento adulto: como adulto, reconocer que la velocidad de tu mente puede exceder tu capacidad emocional actual permite ser compasivo consigo mismo y buscar ayuda profesional o grupos de apoyo que comprendan esta asincronía.

9. Ocultamiento de logros y vergüenza a destacar

Algunas personas altamente capaces optan por esconder sus éxitos y creatividad para evitar el rechazo social. El miedo a ser considerados “raros” puede llevarles a minimizar sus logros, autodiscriminarse o mostrarse modestos más allá de lo necesario. Esto obstaculiza su reconocimiento personal y profesional y refuerza la baja autoestima.

Recomendaciones:

  • Afirmación progresiva: practicar compartir logros pequeños con personas de confianza para ganar seguridad. Con el tiempo, aprender a aceptar cumplidos y reconocimientos sin restarles mérito propio.

  • Rodearse de mentores y colegas comprensivos que valoren el potencial individual, lo cual anima a ser auténtico.

  • Participar en comunidades profesionales (conferencias, publicaciones especializadas) donde el talento sea la norma. Al estar entre pares, destacar deja de ser “raro” y pasa a ser esperado.

10. Síndrome del impostor

Es común sentir internamente “no merecer” los logros alcanzados a pesar de evidencias contrarias. El sobreanálisis de las propias carencias (en lugar de las fortalezas) conduce a la creencia de ser un “fraude” en cualquier campo. En superdotados esto puede venir de la comparación constante con estándares ideales o con los propios errores pasados. El impostor aumenta la ansiedad y los bloqueos: se duda si uno “realmente sabe” o “merece” estar donde está.

Recomendaciones:

  • Registro de éxitos: mantener una lista objetiva de logros (completar proyectos, superar exámenes, reconocimientos) sirve de evidencia contra la duda interna.

  • Mentoring y feedback: tener un mentor o colega de confianza que proporcione retroalimentación realista ayuda a calibrar las propias capacidades.

  • Reflexión guiada: en terapia cognitivo-conductual se pueden cuestionar los pensamientos de impostor (“si lo hice una vez, puedo hacerlo de nuevo”), sustituyéndolos por creencias positivas basadas en la experiencia.

11. Exigencia extrema propia y de los demás

Las personas con altas capacidades tienden a autoimponerse metas muy ambiciosas y a interpretar expectativas altas ajenas (familia, trabajo) como una presión constante. Esta doble exigencia (interna y externa) favorece el estrés y la sensación de nunca “estar a la altura”. La autoexigencia se vuelve insostenible si no se controla.

Recomendaciones:

  • Fomentar el equilibrio vida-trabajo: asignar tiempo a actividades no relacionadas con logros intelectuales (hobbies simples, descanso) para reducir la carga autoimpuesta.

  • Comunicación de límites: hablar abiertamente con jefes o familiares sobre las capacidades reales y los tiempos necesarios. A veces aclarar que “más esfuerzo no significa mejor rendimiento” evita malentendidos.

  • Apoyo colectivo: reunir a personas con perfiles similares (grupos de trabajo especial, comunidad de talento) donde la excelencia se normalice, facilita relativizar la presión individual.

12. Dificultad para adaptarse a convenciones sociales

El fuerte pensamiento crítico y la creatividad conducen a rechazar reglas o rutinas que carecen de sentido aparente. A menudo se resisten a lo “ortodoxo” o a lo que consideran mediocridad social. Esta inconformidad puede interpretarse negativamente (rebeldía, intolerancia), generando conflictos con el entorno.

Recomendaciones:

  • Buscar entornos flexibles: elegir profesiones o ambientes laborales que valoren la innovación más que la obediencia ciega (I+D, artes, ONG). Allí la visión poco convencional es ventaja.

  • Canalizar la creatividad: proponer mejoras o proyectos alternativos en el trabajo de manera constructiva (por ejemplo, presentar una idea novedosa apoyada con datos) logra aceptación progresiva de las propuestas propias.

  • Practicar la paciencia estratégica: al interactuar con estructuras rígidas, aprender a negociar y priorizar batallas. Convertir la crítica permanente en planteamientos colaborativos mejora la integración social sin renunciar a las convicciones.

13. Cuestionamiento de la autoridad y normas establecidas

Muchos superdotados cuestionan frecuentemente las figuras de autoridad o las reglas oficiales cuando las consideran ilógicas. Esta actitud crítica puede causarles problemas en contextos jerárquicos (colegios, empresas) si no se gestiona adecuadamente. Aunque este es un rasgo señal de lucidez, socialmente puede verse como falta de respeto.

Recomendaciones:

  • Comunicación asertiva: expresar dudas y críticas con respeto y argumentos sólidos. Formular preguntas en lugar de afirmaciones tajantes evita conflictos.

  • Seleccionar las batallas: no todo cuestionamiento vale la pena. Reservar la crítica para asuntos importantes permite conservar buena relación con educadores y supervisores.

  • Buscar roles adecuados: las personas altamente intelectuales suelen prosperar en puestos de liderazgo o consultoría, donde sus aportes críticos son valorados, en lugar de ámbitos donde la obediencia es la norma.

14. Cambios de humor e intensidad emocional

La gran lucidez y creatividad van acompañadas a veces de altibajos en el estado de ánimo. Los superdotados pueden pasar de la euforia por una idea inspiradora a la desesperación por un contratiempo menor en un corto periodo. Esta labilidad (volverse “como un volcán en erupción” después de acumular estrés) desafía tanto al individuo como a su entorno.

Recomendaciones:

  • Monitoreo emocional: identificar tempranamente los signos de irritación o tristeza permite tomar medidas preventivas (pausa activa, respirar profundamente). Llevar un registro de estados de ánimo ayuda a detectar patrones.

  • Técnicas de relajación: cuando surja un pico emocional, practicar respiración diafragmática o relajación muscular (ver [28†L238-L247]) reduce la respuesta física al estrés.

  • Espacios seguros: tener un lugar privado o tiempo de soledad para “descargar” (escuchar música, dibujar o simplemente desconectar) evita que los extremos emocionales colapsen las relaciones interpersonales.

15. Sentimiento de no encajar o de inferioridad

A pesar de sus capacidades, muchos superdotados dudan de sí mismos y sufren “no encontrar su lugar” La baja autoestima surge cuando interiorizan que sus rasgos (sensibilidad, intensidad) son un problema para otros. Esta sensación de «ser diferente» acompañado de la creencia de “no ser lo bastante bueno” es muy frecuente.

Recomendaciones:

  • Terapia de aceptación: psicólogos especializados pueden trabajar la autoimagen, reconociendo que la superdotación conlleva ventajas y retos. Aprender a valorar las propias cualidades (en lugar de rechazarlas) mejora la autoconfianza.

  • Conexión con pares: compartir dudas con otros superdotados normaliza la experiencia y refuerza la idea de que las dificultades son producto del entorno, no de una “falla personal”.

  • Listado de fortalezas: anotar logros, talentos y cualidades aporta perspectiva objetiva sobre las habilidades que los demás admiran, contrarrestando la autocrítica desmedida.

16. Sensibilidad al rechazo y etiquetas negativas

Por su intensidad emocional, son muy vulnerables a las críticas y burlas. Recibir comentarios como “exagerado” o “dramático” (visto en testimonios clínicos) afecta profundamente, pues internalizan con dolor la desaprobación. Temen ser estigmatizados (etiquetados como “raro” o “superdotado” peyorativamente), lo que limita a veces su espontaneidad.

Recomendaciones:

  • Fortalecimiento de límites: como se sugirió en #4, practicar el “decir no” y defender propios procesos (p.ej. pedir privacidad para manejar emociones) refuerza la autoestima.

  • Reestructuración cognitiva: al recibir un insulto o crítica, cuestionar su validez. Preguntarse “¿esta opinión refleja la realidad o los prejuicios?” ayuda a evitar identificarse con etiquetas negativas.

  • Apoyo validante: rodearse de personas que reconozcan y respeten la alta sensibilidad (por ejemplo, parejas o amigos empáticos) reduce el impacto de juicios ajenos.

17. Dudas sobre trastornos asociados (TDAH, TEA, etc.)

Es frecuente temer un diagnóstico de trastorno al manifestar impulsividad, desorganización o hipersensibilidad. De hecho, estudios muestran que las personas muy inteligentes presentan una mayor incidencia de trastorno por déficit de atención, trastornos del espectro autista u otros. El riesgo de etiquetarse erróneamente (o convivir con doble excepcionalidad) preocupa a muchos.

Recomendaciones:

  • Evaluación especializada: realizar pruebas con psicólogos expertos en altas capacidades permite distinguir entre rasgos propios y problemas clínicos (evitando diagnósticos equivocados).

  • Educación propia: aprender sobre doble excepcionalidad (ser superdotado con TDAH/TEA) ayuda a entender comportamientos y buscar adaptaciones adecuadas.

  • Estrategias de organización: independientemente del diagnóstico, aplicar técnicas de estructuración (listas, alarmas, ambientes de estudio sin distracciones) mejora la atención y mitiga la impulsividad.

18. Inquietudes sobre el funcionamiento mental propio (miedo a “estar enfermo”)

Al ser conscientes de sus fluctuaciones emocionales o estado de ánimo bajo, muchos se preguntan si es “normal” o si padecen algo como depresión o bipolaridad. La capacidad analítica puede volverse contra uno mismo, generando paranoia de estar enfermo mentalmente.

Recomendaciones:

  • Consulta profesional: ante dudas persistentes, es vital acudir a un psicólogo o psiquiatra especializado. Solo un experto puede confirmar si los síntomas son inherentes a la superdotación o constituyen un problema clínico.

  • Psicoeducación: informarse sobre lo que es habitual en alta capacidad (picos de creatividad, ansiedad reactiva, fases de melancolía) tranquiliza la mente. Conocer casos de superdotados famosos que pasaron por crisis normales humaniza la experiencia.

  • Estrategias de auto-cuidado: asegurar rutinas regulares (sueño, alimentación equilibrada, ejercicio) y actividades placenteras para mantener el bienestar general, reduciendo la probabilidad de cuadros clínicos.

19. Falta de orientación y mentores adecuados

Muchos superdotados señalan haber carecido de guías a quienes imitar. La ausencia de un modelo claro con quien identificarse complica el desarrollo profesional y personal. No tener mentores experimentados que entiendan su perfil impide planificar la trayectoria vital según las propias capacidades.

Recomendaciones:

  • Buscar mentores: contactar a profesionales destacados en áreas de interés (científicos, artistas, emprendedores) puede abrir oportunidades de aprendizaje. La mentoría puede ser formal (programas de tutoría) o informal (charlas, redes profesionales).

  • Grupos de apoyo profesional: inscribirse en asociaciones de talentos donde se ofrezcan talleres de orientación vocacional garantiza asesoramiento acorde con altos coeficientes intelectuales.

  • Autodirección con supervisión: utilizar recursos como coaching especializado o consultas con psicólogos expertos en superdotación para diseñar planes de estudio/carrera personalizados.

20. Dificultad para desconectar y sobrecarga mental

La actividad mental constante e hiperrápida dificulta “desconectar” incluso al final del día. Muchos relatan que cuando sus cabezas dejan de generar ideas es que ya están casi dormidos. Esta hiperexcitación les lleva a acostarse tarde y dormir poco, pues seguir pensando se siente gratificante. Sin embargo, la sobrecarga cognitiva prolongada genera fatiga eventual.

Recomendaciones:

  • Higiene del sueño: adoptar rutinas (hora fija de acostarse, ambiente tranquilo) es esencial. Evitar pantallas o lecturas estimulantes antes de dormir facilita la transición al sueño.

  • Técnicas de “apagado mental”: antes de acostarse, practicar relajación guiada o respiración lenta para reducir el flujo de pensamientos. Algunos encuentran útil apuntar ideas en un papel para “sacarlas de la cabeza”.

  • Siestas estratégicas: aunque muchos superdotados rehusaban las siestas de niños, breves descansos de día (10-15 min) pueden mitigar la acumulación de cansancio sin afectar el sueño nocturno.

21. Procrastinación asociada a la perfección

Por miedo a no hacer algo “perfectamente”, a veces postergan proyectos importantes. Este comportamiento de evitación (sabido en psicología) es una forma de protegerse del posible fracaso. El resultado es frustración doble: no solo temen al error, sino que lamentan no avanzar.

Recomendaciones:

  • Técnica del “paso pequeño”: dividir cada tarea en pasos tan elementales que es casi imposible fallar en el primero. De este modo se vence el bloqueo inicial y se gana impulso para continuar.

  • Fecha límite realista: imponer plazos propios con recompensa tras completarlos crea presión moderada que puede motivar (por ejemplo, culminar un informe antes de una fecha y premiarse con un descanso).

  • Revisar expectativas: si un proyecto se percibe como excesivamente ambicioso, preguntar a un colega o mentor qué espera realmente puede ajustar la meta a lo posible, reduciendo la dilación.

22. Excesiva preocupación por el futuro profesional/académico

Tener talento genera el deseo de realizarse plenamente, pero también la ansiedad de “no aprovechar” las oportunidades. Muchos se angustiaron por elegir mal carrera o trabajo, temiendo desaprovechar su potencial. Esta inquietud constante sobre el futuro puede paralizarlos o llevarlos a cambios frecuentes de rumbo.

Recomendaciones:

  • Planificación flexible: establecer objetivos a mediano plazo con revisiones periódicas permite adaptarse en lugar de sentirse “atrapado” en una elección equivocada.

  • Orientación vocacional especializada: acudir a servicios de orientación para altas capacidades ayuda a correlacionar habilidades e intereses con itinerarios profesionales compatibles.

  • Practicar la experimentación controlada: probar áreas nuevas mediante cursos cortos o pasantías (job shadowing) antes de comprometerse a largo plazo reduce la incertidumbre.

23. Búsqueda intensa de la identidad personal

Es común preguntarse “¿quién soy realmente?” más allá del rol profesional o académico. Las personas con alta capacidad suelen interrogarse profundamente sobre su esencia, dado su alto nivel introspectivo. Esta búsqueda de identidad puede generar ansiedad si no se encuentra un sentido claro o etiquetas satisfactorias.

Recomendaciones:

  • Autoconocimiento continuo: mantener un diario reflexivo o practicar la meditación (mindfulness) promueve el entendimiento de propios valores y deseos.

  • Terapia de desarrollo: el trabajo psicoterapéutico puede guiar la definición de la identidad más allá del CI o talentos. Conocer historias de otros superdotados (biografías, literatura especializada) también ofrece referentes de identidad plurales.

  • Aceptar la diversidad de la propia persona: entender que la superdotación es un componente más (como indica la literatura), pero no la define totalmente, libera de la presión de “encajar” en un arquetipo concreto.

24. Necesidad de justicia personal y frustración ante la mediocridad

Al tener una visión ética elevada, el talento lleva a exigir integridad y competencia en uno mismo y en los demás. Esto provoca irritación cuando se topan con negligencia o mediocridad en entornos laborales o sociales. El nivel interno de exigencia puede incluso derivar en sentimientos de injusticia personal (“no es justo que yo deba esforzarme tanto mientras otros cumplen menos”).

Recomendaciones:

  • Reenfocar las expectativas: aceptar que no todo el mundo compartirá los mismos estándares. Centrarse en el propio rendimiento en lugar de compararse reduce la irritación.

  • Inspirarse en la excelencia: relacionarse con personas ejemplares (profesionales éticos, colegas brillantes) sirve de estímulo en lugar de frustración.

  • Acción proactiva: si detectan problemas organizativos o de calidad, proponer mejoras concretas o asumir roles de liderazgo ético (por ejemplo, impulsar iniciativas de calidad en el trabajo) da un sentido de control positivo.

25. Falta de reconocimiento o valoración social

Los superdotados a menudo sienten que sus logros o esfuerzos pasan desapercibidos por la sociedad o la familia, como si sus necesidades cognitivas especiales no fueran tomadas en cuenta. Esta carencia de reconocimiento puede minar la motivación a largo plazo.

Recomendaciones:

  • Comunicar logros de manera equilibrada: compartir los propios éxitos con personas de confianza (amigos, pareja o mentores) permite recibir apoyo. Pedir retroalimentación positiva enfocada en el esfuerzo (no solo el resultado) refuerza la autoestima.

  • Revaluar fuentes de validación: desarrollar un sentido de valía interno (por ejemplo, gratificarse personalmente con actividades que disfruten sin necesidad de aprobación externa) reduce la dependencia del reconocimiento ajeno.

  • Participar en comunidades donde la alta capacidad sea valorada: pertenecer a asociaciones científicas, artísticas o de divulgación de talentos garantiza que lo que uno hace sea apreciado por sus integrantes.